viernes, 22 de julio de 2016

Narciso y Goldmundo, un disfrute literario.

Una polar mañana de invierno, mientras estaba sentada en mi escritorio organizando mi mente para decidir qué hacer el resto del día, recordé que no hay que olvidar que la literatura es un acto de comunicación (Jaime Hagel E, 1987). Por medio de ella transmitimos ideas, opiniones, favoritismos, oposición y también nos conciliamos para con los otros. Siendo justamente esta última palabra la que describe la novela que les presentaré. 

Narciso y Goldmundo fue escrita por el ganador del Nobel de Literatura, Hermann Hesse, en 1930. En propias palabras del autor, en esta historia alterna constantemente la confesión de experiencias extraordinarias, y en cierto modo ejemplares, y esas etapas de la vida en las que se reconoce la imperfección, la flaqueza, la tortura infernal y la desesperación.         


Resumen: Goldmundo es un alegre mozuelo que llega a la abadía de Mariabronn con aspiraciones de una vida monástica. Allí forja un peculiar lazo de amistad con Narciso, un joven novicio de inteligencia prodigiosa que posee la cualidad de ver a los hombres y conocer sus destinos. 

Su estrecha amistad desencadenará en uno de ellos toda la sensibilidad, pasión y efervescencia que estaba reprimida debido a sucesos del pasado. Mientras que el camino del otro será la ciencia, el intelecto y la meditación.

Donde la patria de uno será la tierra, en tanto que la del otro será la idea. Y el peligro que les acechará significará ahogarse en el mundo sensual o el de asfixiarse en recintos sin aire. Porque uno dormirá en el regazo de la madre y el otro velará en el desierto. Para uno brillará el sol, para el otro la luna.


Opinión Literata: Es universalmente conocida la técnica de Hermann Hesse acerca de la exploración del subconsciente de sus personajes, cuestión que he apreciado en lecturas anteriores, tales como El Extranjero o Demian, siguiendo esta novela la misma tendencia.


Narciso y Goldmundo es una historia que parece de contrastes, donde se enfrentan pensadores y soñadores, arte y ciencia, lujuria y ascetismo, libertad y enclaustramiento. Cuando en realidad ambos personajes comparten problemáticas de acuerdo a su propia naturaleza, ya sea instintivo o racional, donde la diferencia radica en que para uno el camino será más hermoso, pero también más brutal.


Goldmundo apasionado.
En definitiva, esta novela terminó siendo una verdadera delicia. ¡Esos diálogos cuando Narciso dice que sólo toma en serio a Goldmundo cuando es Goldmundo. Pero que no siempre es Goldmundo. Y lo único que anhela es que sea total y enteramente Goldmundo. Porque no es enteramente él mismo!  
De seguro cuando nuevamente vuelva a ver éste libro en alguna vitrina, vendrá a mi memoria:

“Mucho antes de que una obra de arte se haga visible y cobre realidad, existe ya como imagen en el alma del artista”.

Simplemente atrévete. Aquello ya es.


  
   Me despido y te deseo las mejores albas.



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