En esta entrada no me referiré a la novela, sino a lo puntual que fue para mí el crecer bajo los regalos típicos de Barbie, símbolo que en el último tiempo se ha visto difamado, hasta encasillado como juguete proveniente desde el mismísimo Hades, bajo cuyo supuesto enfoque de equidad de género encubren su propia intolerancia.
No a todas las que una vez fuimos niñas nos traumó la centenaria muñeca Barbie ni sus alinenígenas proporciones corporales. Tampoco coartó la imaginación los vestidos rosa pastel de ni los tacones de charol fino de la muñeca, menos aun me el maravilloso set Barbie de comedor y picnic que recibí en mi cumpleaños número 7.
Para mí Barbie fue un punto de conexión con las demás niñas. Con ella aprendí el valor de lo que significaba esperar y esforzarse para ser merecedora de las cosas buenas, porque para recibir una muñeca nueva en festividades, había que previamente obtener buenas notas en el colegio, siendo responsable e inmediatamente llegar a casa a terminar las tareas.
Por medio de ella, cuando crecí, me dí cuenta cuánto valieron esas horas de crear peinados, desarrollar historias y simplemente compartir tiempo único e irrepetible con otras personas. Más aun con quien fue mi gran partner durante esta época. Trini. Quien siempre me invitaba a la sala de juegos que tenía en su casa, a pasar horas y horas diviertiendonos en fantasías infantiles e imaginando nuestro futuro, al compás del temporal que azotaba los ventanales en el indómito sur chilote. Ella compartía sus juguetes conmigo, lo que para un niño es la vida. ¿Cuánto de eso no hubiese vivido sin la fiel Barbie?
La situación actual, es que han ampliado la diversidad de moldes en las muñecas. Implementación que me parece estupenda. Lo cual da cuenta que desde Matel se han tenido que adecuar a los tiempos de sus nuevos consumidores, no olvidemos que el propósito de la compañía también es obtener capital, lo cual está bien, es una necesidad humana.
También me llama la atención que ahora incluyen en la descripción del producto, por ejemplo "estimula la creatividad". Quizá a quienes son tan críticos les falta su propio logo: "Alto en gravedad". Me cargan. De seguro yo soy de los mismos.
Referente a este tema de muñecas, roles estereotipados y profesiones, la psicóloga infantil y familiar Margaret McAllister afirma en que hay más influencias significativas en la carrera profesional que solo juguetes. Es un enfoque superficial y simplista decir que incentivar a las niñas a jugar con autos y camiones puede hacer que se conviertan en ingenieras. No hay evidencias. Es muy limitante para la experiencia de un niño, cuando la perspectiva de emprender una carrera laboral todavía está tan lejos. El punto es animar a los pequeños a explorar, preguntar, interactuar con otros y trabajar juntos, aquello tiene mucho más impacto. Eso si, también hay que romper estigmas. No es deshacerse del rosa y azul, sino ampliar las opciones en el medio.
Además, una investigación de la Universidad Washington y Lee (USA) se hace eco de esta opinión, pues muestra que vestir al estereotipo de juguete femenino, como la muñeca Barbie, con uniformes de profesiones históricamente dominadas por hombres, como bomberos o astronautas, puede influenciar a las niñas a considerarse capaces de trabajar en estos campos.
- Dormitorio Barbie con tocador: LISTO
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- Terraza con piscina de encanto: LISTO
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- Comedor parisino: PENDIENTE
- Living room más alfrombra persa: PENDIENTE
- Baño de ensueño: PENDIENTE